De Burdeos a Limoges

Vinos reputados, especialidades gastronómicas y porcelana fina

De los vinos de Burdeos a la porcelana de Limoges

Burdeos, con nuevas ofertas culturales, huele a vendimia y en Saint-Émilion es donde se producen los mejores caldos. De camino a Limoges, la capital de la porcelana, visitaremos Bergerac y la ciudad blanca de Périgueux.

Burdeos, historia, cultura y proyectos novedosos

Si dibujamos el sky line de Burdeos desde el bello Pont de Pierre, veremos la uniformidad del casco antiguo declarado Patrimonio de la Humanidad del que sobresalen dos puntiagudos campanarios: el templo de Saint-Michel y la catedral de Saint-André.

Place de la Bourse
Place de la Bourse
Cité du Vin, para conocer todo sobre la cultura del vino
Cité du Vin, para conocer todo sobre la cultura del vino

La Plaza de la Comédie es el centro neurálgico de Burdeos. A un lado el imponente edificio del Gran Teatro y al otro, el majestuoso Gran Hôtel de Bordeaux. A dos calles la gran explanada Quinconces presidida por el monumento a los Girondins, a cuyo lado plátanos centenarios garantizan sombra y dan cobijo a la estación de tranvías. Este monumento convertido en artística fuente rinde homenaje a la República que se alza en lo alto de la columna y a sus valores en forma de estatuas de bronce que juegan con el agua. Y entre la Plaza de la Comédie y Quinconces, la Oficina de Turismo, el punto de partida del Bus turístico y la Maison du Vin con un bar donde degustar los caldos de las distintas AOC que rodean Burdeos.

La calle Saint-Rémi nos lleva hasta la Place de la Bourse, un magnífico conjunto de edificios de estilo neoclásico con la bella fuente de las Tres Gracias en medio. Enfrente, en el paseo que linda con el Garona, otro de los proyectos que convierten a Burdeos en la capital de la innovación. El Miroir d'Eau es una gran superficie que su inunda con una fina capa de agua donde se reflejan los edificios colindantes y una bruma en forma de surtidor que crea una sensación fantástica. Finalmente la Cité du Vin, un espectacular proyecto terminado en 2016, ofrece en más de 13.000 m2 repartidos en diez niveles, un viaje por las culturas del vino en todas las épocas y alrededor de todo el mundo.

Para más información sobre Burdeos ver el reportaje www.motor-y-turismo.es/burdeos/

Manos al volante

Desde Burdeos a Limoges tenemos 227 km si utilizamos la N 10 y la N 141. Pero os proponemos otro recorrido para poder visitar rincones y lugares muy interesantes. Cerca de Burdeos se encuentra Saint-Émilion uno de los pueblos más bonitos del entorno y una de las D.O más prestigiosas. Los viñedos que lo rodean, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1999, dentro del apartado de Paisajes Culturales, son un ejemplo de explotación desde tiempos ancestrales que ha llegado intacto hasta nuestros días. En poco tiempo la población sufrió una transformación significativa y de ser un pueblo casi olvidado actualmente es una pequeña localidad de callejuelas recuperadas, llenas de tiendas de recuerdos, restaurantes, boutiques de vinos y bodegas para degustar y adquirir los mejores caldos. Además, todo el cableado está enterrado por el suelo para que no afee el conjunto.

Romanos y árabes ya habían descubierto la calidad de estas tierras y como no, de sus vinos. En la Edad Media hasta cinco ordenes monásticas se fueron estableciendo en la zona. De sus monasterios y conventos sólo quedan algunos restos pero lo que si vale la pena visitar es la iglesia monolítica probablemente excavada en el siglo XI, la más grande de Europa de estas características.

Para ello hay que contactar con la oficina de turismo para realizar una visita guiada donde descubriremos la cueva que habitó san Émilion, algunas galerías de catacumbas excavadas en la roca sobre la que se asienta el pueblo y la descomunal iglesia troglodita de 38 metros de largo por 20 de ancho, soportada por media docena de robustas columnas que han tenido que ser reforzadas para evitar el hundimiento, debido al gran peso de la torre que se levantó encima en el siglo XIII.

Iglesia dedicada a san Émilion
Iglesia dedicada a san Émilion
Entrada a la gruta que habitó san Émilion
Entrada a la gruta que habitó san Émilion

Precisamente, 196 escalones de una escalera de caracol son la única dificultad para disfrutar del paisaje de excepción que se divisa desde lo alto de este campanario. A nuestros pies los tejados de las casas entre los que se dibujan estrechas callejuelas y rodeando la población, el verde paisaje de la viña hasta donde alcanza la vista. Lo más curioso, es que una vez extraído el elixir de la uva, este descansa en las barricas alojadas en los 200 km de galerías subterráneas que se extienden debajo del pueblo, antiguas canteras que antaño sirvieron para suministrar la piedra con la que levantar palacios, templos y murallas.

La ciudad del Cyrano

Si seguimos por la D 936 llegaremos a Bergerac, la ciudad del Cyrano bañada por el río Dordogne. El casco antiguo conserva sus laberínticas callejuelas y las típicas casas de colombage, construidas con barro y vigas de madera entrecruzadas que rivalizan con las mansiones de bodegueros que ya empezaron a levantarse en el siglo XVI. El fértil valle que rodea la población donde crecen los viñedos, fue el principal atractivo para su crecimiento, primero alrededor del primitivo castillo y luego a orillas del Dordoña que aquí remansa sus aguas. Precisamente las gabarras que actualmente tienen un uso turístico, antiguamente eran las que transportaban mercancías y vino por el río. Un monumento en la plaza Pelissière, junto a la iglesia de Saint-Jacques, rinde homenaje al personaje de la "larga nariz".

Bergerac bañada por el río Dordogne
Bergerac bañada por el río Dordogne
Gabarras que antes se utilizaban para transportar el vino y ahora realizan paseos turísticos
Gabarras que antes se utilizaban para transportar el vino y ahora realizan paseos turísticos

Y si queremos conocer todo sobre los vinos de Bergerac y sus 13 D.O. hay que pasar la Casa de los Vinos, donde la vivienda que aloja este pequeño museo sensorial ya vale la pena para ser visitada. Se trata de una mansión del siglo XVII, construida alrededor de un claustro realizado en ladrillo y madera. Con precaución si hemos consumido algún vino, desde Bergerac por la N 21 nos situaremos en Périgueax.

Périgueux, la "ville blanche"

Cuentan que este sobrenombre le viene del color de la piedra calcárea iluminada por el sol. Un cuidadoso proceso de limpieza de las casas y monumentos del casco histórico a puesto en valor numerosos edificios. Aunque este núcleo nace en la Edad Media la existencia de la ciudad es mucho más antigua. Los petrocores fueron los primeros habitantes del lugar que más tarde ocuparon los romanos, como lo demuestran los recientes hallazgos cerca del río Isle que bautizados con el nombre de Vesunnia -antigua ciudad romana- han sido puestos en valor a través de un proyecto museístico creado por el arquitecto Jean Nouvel.

Por Périgueux pasa el Camino de Santiago y los peregrinos acudían hasta aquí para visitar la tumba de san Front. Así fue como en la Edad Media fue creciendo un burgo de artesanos y mercaderes alrededor de lo que acabaría siendo la catedral actual dedicada a este santo. El imponente edificio que se asoma al río Isle es una combinación de dos construcciones de épocas diferentes: un templo latino y otro de inspiración bizantina unidos por un campanario de 60 metros de altura. Desde el exterior lo que más sorprende son las cinco cúpulas con cenefas que coronan el templo y que datan del siglo XII. En el interior, muy austero, podemos ver un retablo de madera de estilo barroco dedicado a la Virgen.

Torre de Mataguerre con una mesa de orientación con los monumentos de la ciudad
Torre de Mataguerre con una mesa de orientación con los monumentos de la ciudad
Catedral de Périgeaux
Catedral de Périgeaux
Interior de la catedral de Périgeaux
Interior de la catedral de Périgeaux

La Torre Mataguerre es uno de los pocos vestigios de la muralla que antiguamente rodeaba la ciudad. Pidiendo las llaves a la oficina de turismo o con una visita guiada, se puede subir hasta lo alto y gozar de la vista y del panel de orientación. A lo lejos, antes de llegar hasta los restos de la villa romana y del que fuera un gran templo del que sólo se conserva la torre Vesunna, distinguimos la iglesia de Saint-Etienne de la Cité. Fue la catedral de la ciudad hasta bien entrado el siglo XVII y aún conserva sus orígenes románicos.

Desde la Torre Mataguerre podemos emprender una ruta por un casco histórico bien cuidado donde se mezclan construcciones medievales y del Renacimiento. Peatonal buena parte de él, hay que levantar la vista para observar escudos en piedra, ventanales góticos de los más de 50 edificios censados como monumentos históricos y de interés nacional. Una de las más curiosas es la mansión Ladoux (ss XVI-XVIII) con forma de castillo que perteneció a un rico comerciante y la Maison Tenant de principios del siglo XVI, situada en una esquina de la calle Saint-Louis (¡hay que fijarse en la curiosa puerta y adivinar como cierra!).

Desde Perigeaux podemos llegar hasta Limoges a través de carreteras nacionales y comarcales (N 21, D 78, D 18, D 704), de esta manera descubriremos un paisaje rural salpicado de pueblecitos, algunos de ellos con un notable atractivo. Tal es el caso de Jumilhac-le-Grand, con un magnífico castillo privado que se puede visitar y junto a él la iglesia de Saint-Pierre-ès-Liens ss. XII-XIV con una gran pintura mural en su interior. Cerca, otra localidad donde vale la pena pararse es Saint-Yrieix-la-Perche. De su entramado medieval destaca la colegiata que sobresale por encima de las casas. Podemos visitar el Museo de la Porcelana Les Palloux al lado del lago de Arfeuille, en un antiguo molino recuperado; La Seynie, una de las industrias de porcelana más antiguas que aún permanece en activo y comprar las típicas magdalenas Boule d'or ou Bijou. Antes de llegar a Limoges, a una decena de quilómetros encontraremos la abadía de Solignac de estilo románico.

Iglesia de Saint-Pierre-ès-Liens en Jumilhac-le-Grand
Iglesia de Saint-Pierre-ès-Liens en Jumilhac-le-Grand

Tres artes en una ciudad

La ciudad de Limoges es conocida por tres cosas: la porcelana, el arte de las vidrieras y el de los esmaltes. Todas ellas hicieron famosos a reputados artesanos y actualmente, sus obras se pueden admirar en monumentos y museos. Por otro lado, jóvenes artistas han iniciado un relevo generacional para crear obras adaptadas a los tiempos actuales. En cuanto a la porcelana, las fábricas que han logrado sobrevivir, ha sido por su modernización, especialización, nuevos diseños y apuesta por la calidad. La supresión de las tradicionales lista de bodas junto con la caída de los enlaces matrimoniales, fue uno de los motivos por el que muchas fábricas perdieran encargos. La competencia de negocios como Ikea hizo el resto, aunque ha decir verdad, no hay nada como poder tomar un café en una taza de porcelana fina. Eso sí, la diferencia de precio con productos de cerámica es abismal.

Palacio del obispo convertido en Museo de Bellas Artes y catedral de Saint Etienne
Palacio del obispo convertido en Museo de Bellas Artes y catedral de Saint Etienne
Rue de la Bucherie en pleno casco antiguo
Rue de la Bucherie en pleno casco antiguo

La ciudad, bañada por La Vienne, presenta dos núcleos antiguos: La Cité junto al río y el Château en una colina donde se encontraba el castillo. En el primero se encuentra la catedral de Saint Etienne y el antiguo palacio del obispo convertido en museo de Bellas Artes. En el barrio del Castillo, un entramado de callejuelas que nos recuerdan el pasado medieval, desembocan en la Place de la Motte donde se encuentra el mercado (Les Halles) y muy cerca, la iglesia de Saint Michel des Lions.

En la Cité, además de la visita a la catedral de estilo gótico meridional, donde en el interior hay que prestar atención a la magnífica estructura de piedra calcárea que soporta el órgano (Le Jubé), a las vidrieras y a la moderna imagen Notre-Dame-de-Pleine-Lumière recubierta de esmaltes, es muy interesante la visita al museo de Bellas Artes (Beaux Arts). Resulta innegable que el obispo tenía el privilegio de vivir en un bello palacio rodeado de jardines. Actualmente en el museo podemos reseguir la historia de la ciudad, ver una importante colección de pinturas con un Sorolla y algunos Renoir y conocer la técnica del esmalte (émail en francés) con el piso superior repleto de magníficos objetos desde la Edad Media hasta nuestros días (www.museebal.fr).

Esmaltes antiguos en el Museo de Bellas Artes
Esmaltes antiguos en el Museo de Bellas Artes
Diseños del siglo pasado en el Museo de Bellas Artes
Diseños del siglo pasado en el Museo de Bellas Artes

En el barrio del Château, además de casas de colombage y rincones que nos recuerdan el pasado medieval como la Rue de la Boucherie, donde se agrupaban los carniceros o la Cour du Temple, una recóndita placita con soportales, también encontraremos muestras de modernismo como el Pavillon du Verdurier convertido en sala de exposiciones o Les Halles, el mercado con un friso que nos recuerda los productos que se venden en el interior. ¡Una curiosidad! En el inicio de la calle de la Boucherie, una hornacina situada en lo alto nos presenta a la Virgen, santa Ana y el niño Jesús comiendo un riñón como alimento para los más pequeños -el marketing ya existía en aquella época-. La estatua original la podremos ver si visitamos la capilla St Aurélien situada a la mitad de la calle.

Muy cerca del mercado, en una pequeña placita sobresale el campanario de la iglesia de Saint Michel des Lions. El nombre le viene dado por los dos leones de época galo-romana que montan guardia en la entrada. De estilo gótico tardío (ss. XIV-XVI) en el interior se encuentran las reliquias de san Martial en un bello sarcófago, el que fuera primer obispo de la población y san Loup, su sucesor.

La porcelana de Limoges

En 1768, con el descubrimiento de una cantera de caolín cerca de Limoges -arcilla blanca indispensable para la porcelana-, nace la industria de la porcelana cuyas fábricas se instalan mayoritariamente en la orilla de La Vienne con el fin de aprovechar la fuerza hidráulica y la madera que les llegaba transportada por el río. A principios del siglo XIX la ciudad vive años de esplendor y la industria de la porcelana que ya adquiere renombre internacional, emplea a 12.000 obreros. Entre los años 1920 y 1930 el 40% de la porcelana que se produce en Francia sale de Limoges.

El Museo Adrien Debouchées de obligada visita para conocer todo sobre la porcelana. Un par de edificios recuperados sirven para alojar, no sólo una bella colección de objetos de porcelana de diversas épocas y culturas, sino también conocer todo el proceso con el que antiguamente se engendraban. Hay una sala dedicada a la porcelana de Limoges como no podía ser de otra forma y todo está dispuesto siguiendo las modernas técnicas museísticas, lo que hace aún más agradable la visita (www.musee-adriendubouche.fr).

Conjunto de porcelana en el Museo Adrien Debouché
Conjunto de porcelana en el Museo Adrien Debouché
Horno Casseaux, único vestigio del pasado
Horno Casseaux, único vestigio del pasado

Del centenar de hornos antiguos que había en Limoges sólo se ha podido salvar el horno Casseaux. Se encuentra junto a la fábrica Royal Limoges y una asociación lo ha puesto en valor. Es del siglo XIX y su visita no sólo nos enseña todo el proceso de fabricación en estos hornos alimentados con leña o carbón que alcanzaban los 1.400º C y donde se cocían unas 15.000 piezas a la vez, sino que nos ilustra con fotografías las duras condiciones de trabajo a que eran sometidos los obreros (www.museedescasseaux.com).

La fábrica Bernardaud es una de las pocas que ha sobrevivido en Limoges. Fundada en 1863 y con cuatro generaciones al frente, actualmente se ha convertido en uno de los principales suministradores de los restaurantes estrellados y los hoteles de lujo. Han sabido adaptarse a los tiempos modernos y su visita nos permite descubrir, desde los objetos que antiguamente se elaboraban hasta las nuevas creaciones. Mediante pantallas veremos como se realizan los moldes, como se elabora la pasta, como se decoran y cuecen los objetos y como se desarrolla un prototipo (www.bernardaud.com).

Nuvos diseños en la fábrica Bernardaud
Nuvos diseños en la fábrica Bernardaud
Molde para realizar una taza
Molde para realizar una taza

Alrededores de Limoges

Si Limoges es la ciudad de la porcelana Saint-Junien es el pueblo de la manufactura de la piel. En ambos casos dos industrias que están en retroceso pero que actualmente apuestan por el diseño y la calidad.

En Saint-Junien, situado a 32 km al oeste de Limoges, de las 53 industrias que había a principios del siglo pasado actualmente sólo quedan tres. Las marcas de alta costura son sus principales clientes y el complicado proceso de fabricación de un guante por ejemplo, lo podemos conocer con las visitas guiadas que se realizan desde la oficina de turismo. Para ello se emplean todo tipo de pieles (cocodrilo, serpiente, avestruz...) aunque la mayoría, al tratarse de especies protegidas, proceden de granjas o de transformación de pieles de otros animales. El proceso tiene sus secretos y nada mejor que respirar el ambiente de la fábrica Agnelle, empresa familiar fundada en 1937, para conocerlos (www.agnelle.com).

Otra industria de la piel, ésta dedicada a los cinturones y bolsos es Daguet. La nueva maquinaria permite cortar las piezas a una velocidad sorprendente aunque los acabados y parte del proceso se sigue realizando a mano (www.daguet.me). En ambos casos hay una tienda donde se pueden adquirir productos de calidad a buen precio.

Ya que estamos en Saint-Junien vale la pena visitar su colegiata levantada entre los siglos XI y XIII. En el altar, el magnífico sarcófago dedicado al santo titular y en el techo restos de pinturas murales.

A 11 km por la D 675 se encuentra Rochechouart. Un castillo estilo Renacimiento (s. XV) nos espera para la visita, aunque sus orígenes hay que situarlos en el siglo XIII. Desde 1985 acoge un Museo de Arte Contemporáneo. En el centro de la población, la iglesia de Saint-Saveur es un bello ejemplo del arte románico (s. XI) aunque la forma puntiaguda y helicoidal del campanario son del siglo XVIII.

Si continuamos por la D 10, D 90 y D 34 llegaremos a Les-Salles-Lavauguyon. Allí, en la iglesia románica dedicada a Saint-Eutrope, podremos contemplar bellas pinturas murales del siglo XII que representan la Anunciación a la Virgen María, la creación con Adán y Eva y la vida de diversos santos, con lo cual damos por finalizado el presente recorrido.

                                                            GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar. En avión, desde el aeropuerto de Burdeos situado a 12 km de la ciudad hay conexión con 10 ciudades españolas: Alicante, Barcelona, Fuerteventura, Lanzarote, Las Palmas, Madrid, Málaga, Palma de Mallorca, Sevilla y Tenerife.

En coche de Madrid a Burdeos hay 685 km, desde Bilbao 335 km y desde Barcelona 635 km, en todos los casos por autopista y autovía. En tren, con el TGV Burdeos se encuentra a dos horas de Paris.

Disfrutar Burdeos

Cómo moverse. Tres líneas de tranvía te sitúan en los principales lugares y el centro histórico se puede recorrer a pie; también podemos alquilar una bici ya que Burdeos tiene 160 km de carril bici. El City pass de uno, dos o tres días te permite viajar en el Tram, en el Bus turístico, entrar en museos y descuentos en paseos fluviales y comercios.

Visitas. En épocas vacacionales, desde la oficina de turismo se ofrecen rutas guiadas en español por la ciudad y sus alrededores con visita a viñedos y bodegas.

Compras. Un centenar de comercios y galerías permanecen abiertos los domingos de 10 a 19 h. En los inicios de la calle Sainte-Catherine, ocupando el gran espacio que dejó el periódico Sud-Ouest, Galerías Promenade es el nuevo complejo comercial con tiendas del mundo de la moda.

Para los amantes de vinos. En la Place de la Comédie de Burdeos, la tienda de vinos L'Intendant con cuatro pisos de buenos caldos, es un buen lugar para encontrar el vino que se adapte a nuestro gusto y presupuesto. También en la Cité du Vin hay una impresionante tienda de vinos.

Tienda de vinos en la Cité du Vin
Tienda de vinos en la Cité du Vin
Tienda de vinos l'Intendant en el centro de Burdeos
Tienda de vinos l'Intendant en el centro de Burdeos

Mercados. En ellos siempre se toma el pulso de la ciudad en un ambiente festivo. De la decena de mercados que existen en Burdeos destacamos el Des Capucins en la Place des Capucins, producto fresco todas las mañanas; el de Los Chartrons, en el Quai des Chartons los domingos por la mañana, para degustar ostras y otras viandas locales; el 'Royal' Sanit Michel en la Place Meunard los sábados por la mañana, food trucks y puestos no alimentarios.

Para los amantes del dulce. Dos recomendaciones y una sugerencia. En la pequeña calle Rue de la Vielle Tour, cerca de la plaza Gambetta, una tienda nos invita a probar las Dunes Blanches, un esponjoso buñuelo relleno de crema ligera. Justo enfrente Hasnaâ Ferreira, mejor chocolatera en el Salon du chocolat 2016, ha abierto una tienda donde probar sus creaciones. Para llevar a los amigos, el Canelé es un pequeño pastelito caramelizado y esponjoso aromatizado con ron y vainilla, muy popular en Burdeos.

Urban Wine Trail. Un interesante folleto nos invita a descubrir una ruta con una veintena de bares donde degustar caldos de Burdeos y otras regiones, acompañados de piscolabis y música ocasionalmente.

Museo de Bellas Artes. Completamente renovado aloja dos grandes espacios: ala sur dedicada a los autores de los siglos XV al XVIII y ala norte al siglo XIX y XX con obras de Matisse, Picasso y Renoir.

Museo de Aquitania. Para conocer toda la historia de la ciudad y el territorio que la rodea, desde la prehistoria hasta mitad del siglo XX. Muy interesante las salas dedicadas al tráfico de esclavos y enriquecimiento de las clases dominantes.

Más información. www.burdeos-turismo.es

Vivir Périgueaux

Périgueux es una ciudad muy activa culturalmente hablando con propuestas durante todo el año. Los mercados son un buen lugar para tomar el pulso de la ciudad y adquirir algún producto para seguir disfrutando del viaje en casa. Miércoles y sábados por la mañana, cita con los productores locales que montan mercado en las Places de la Clautre, du Coderc y del antiguo ayuntamiento; de noviembre a marzo, estos mismos días, en la Place Saint-Louis tiene lugar el Marché au gras donde encontrar todos los derivados de oca y pato, entre ellos el exquisito foie. De diciembre a febrero la trufa se convierte en protagonista en un peculiar mercado que se celebra los sábados por la mañana frente al antiguo Ayuntamiento.

Más información www.tourisme-perigueux.fr

Descubrir Limoges

Gastronomía. Limousin se distingue por diversos productos entre ellos la carne de buey de la raza Limousin, pates y licores elaborados con castañas y manzanas, dos productos muy presentes en el territorio y el clafoutis de cerezas en forma de tarta.

Dos restaurantes recomendados son Les Petites Ventres en la Rue de la Boucherie, con una cocina regional de calidad y La Cuisine du Cloitre donde el chef Guy Queyroix nos propone cada día un menú creativo con productos de temporada.

Más información www.limoges-tourisme.com

Texto y fotos: Jordi Bastart