LOS VALLES SECRETOS DEL PIRINEO DE LLEIDA

Los valles de Àssua, Cardós y Vallferrera son tres tesoros en el Pallars Sobirà

LOS VALLES ESCONDIDOS DEL PALLARS SOBIRÀ

El Pirineo leridano, concretamente la comarca del Pallars Sobirà, esconde tres valles que son una verdadera delicia para los aficionados al senderismo, así como los que desean descubrir un patrimonio industrial ligado a un pasado no demasiado lejano. Templos románicos y exquisita gastronomía -además de una producción de quesos artesanales- acompañaran nuestra estancia en los valles de Àssua, Cardós y Vall Ferrera.

En este portal y a continuación, publicaremos sendos reportajes de cada uno de ellos situados en el Alt Pallars.

Valle de Àssua, un territorio literario

Leyendas, naturaleza exuberante y pequeños productores han convertido este valle en un preciado rincón del Pirineo. Se accede hasta por una carretera zigzagueante que parte de Sort o Rialp y termina en Llessui. Por el camino pequeños pueblecitos encantadores con templos románicos y queserías artesanales. En la parte superior del valle, donde el ganado ocupa los pastizales en verano, numerosas rutas señalizadas hacen las delicias de senderistas.

Valle de Cardós. Refugio entre montañas y lagos

Ribera de Cardós, la capital de este bonito valle posee una iglesia románica de grandes dimensiones. Siguiendo aguas arriba el Noguera de Cardós, iremos pasando por diversas poblaciones, hasta llegar a Tavascan, la última localidad del valle. Aquí, aunque parece que se acaba el mundo, la verdad, empieza uno muy distinto. Tavascan es un pueblo encantador con hostales, restaurantes, inicio de muchas rutas de alta montaña plagadas de lagos de origen glaciar. Desde aquí también se accede a una pequeña estación de esquí que combina las dos modalidades: fondo y alpino.

Vall Ferrera, un valle con nombre de hierro

El hierro ha sido el origen y la historia de este valle y la tradición siderúrgica fue su motor económico hasta finales del siglo XIX, circunstancia que podremos constatar durante nuestra visita, ya que muchas de las poblaciones conservan referencias y monumentos forjados en hierro.

Espacios dedicados al hierro, serrería y molino movidos por el impulso del agua, frondosos bosques donde aún vive el urogallo, cuyos caminos en invierno se convierten en pistas de esquí de fondo, hierbas medicinales adecuadas para mil y una dolencias... Todo esto, junto con un rico patrimonio, es lo que encontraremos si nos perdemos por este valle.