Oporto

Un destino para todo el año

Patrimonio junto al Duero 

Oporto, bañada por el río Duero, es una de las ciudades más atractivas de Portugal. Su casco antiguo, reconocido como Patrimonio de la Humanidad, cada día cobra mayor relevancia. Son varias veces las que hemos viajado a Porto y en cada ocasión, se observa un agradable trabajo de recuperación a sabiendas que, aún queda mucho por hacer.

Rabelos en el río Duero con el puente Luís I al fondo
Rabelos en el río Duero con el puente Luís I al fondo

Imprescindibles

* Catedral de Oporto (Sé)

* Iglesia de San Francisco

* Torre de los Clérigos

* Palacio de la Bolsa

* Librería Lello

* Barrio de Ribeira

* Casa da Música

* Paseo por el Duero y visitar las bodegas de Porto

Las calles estrechas y empinadas que te elevan hasta la catedral (Sé), esconden rincones de verdadero tipismo y el barrio de la Ribeira junto al río Duero, atrae una ingente cantidad de turistas y autóctonos que quieren disfrutar de unas sardinas asadas bañadas por la puesta de sol o unos petiscos (aperitivos) en alguna de las tabernas. Ya se sabe que el turismo a veces es negocio pero también aglomeración, por lo tanto hay que saber escoger el momento y el lugar, para no morir de éxito y pagar lo justo.

La visita a las bodegas al otro lado del río son una buena alternativa. Probar un buen Porto, sea tawny o ruby, es algo que debe hacerse. De esta forma sabremos que, como en casi todas las cosas, el precio acompaña a la calidad. Las barcazas (rabelos), con su logo distintivo, amarradas frente a las bodegas, además de reclamo forman parte del decorado del río con el puente metálico Luís I de fondo. Es la foto que todo el mundo hace y que cada cual debe buscar el encuadre más original. Desde la orilla izquierda del río, el barrio de Gaia opuesto al de Ribeira, parte el teleférico de Gaia que nos eleva hasta los Jardines del Morro, buen lugar para obtener una buena perspectiva de la ciudad.

¿Qué visitar?

Oporto es una ciudad llena de monumentos -sobretodo iglesias- y lugares de interés. En nuestro recorrido no debemos olvidar los mercados, donde se percibe el pulso de la ciudad y sus gentes, los cafés históricos y la estación de trenes de San Benito por sus mosaicos históricos y costumbristas.

La catedral (Sé) es una gran edificación de origen románico (s XII) con añadidos posteriores, sobretodo de época barroca. Imprescindible la visita del claustro y las vistas que se dominan desde la gran plaza que se abre delante. Alrededor de la catedral fue creciendo la ciudad por lo cual, el barrio de Ribeira sería el más antiguo.

Catedral de Oporto
Catedral de Oporto

Desde la gran plaza que se abre frente a la catedral presidida por un ornamentado crucero, se obtienen unas vistas inmejorables de la ciudad, del barrio de Ribeira y del río Duero.

Gran ejemplo del barroco es la iglesia de San Francisco situada muy cerca del río. Impresionante bosque de columnas y tallas doradas en su interior obra de los siglos XVII-XVIII. Junto al templo el Palacio de la Bolsa, uno de los edificios más notables de Oporto levantado a finales del siglo XIX, principios del XX. Su interior responde a la importancia de los negocios que en aquella época se practicaban en la ciudad. Salas ricamente decoradas con suntuosos muebles, telas y frescos de gran tamaño.

Para obtener las mejores vistas de la ciudad, no tendremos más remedio que subir los 240 escalones de la Torre de los Clérigos que con más de 75 metros de altura es el edificio más alto de la ciudad. El exterior refleja un buen trabajo del granito realizado en el siglo XVIII, la época de máximo esplendor del barroco en Oporto. El interior del templo no desmerece un mucho menos la obra externa. La subida, aunque difícil, necesaria si queremos contemplar la ciudad a vista de pájaro. Hay que escoger la mejor hora del día para que la luz nos sea propicia.

Oporto cultural

Oporto, aunque parezca mentira en los tiempos que corren, es una ciudad de librerías. Entre todas, en el centro de la ciudad quedará impresionado si visita la librería Lello. Probablemente su imagen le parezca conocida si ha visto las primeras películas de la saga Harry Potter. Allí, entre grandes escaleras y altas estanterías de madera se rodaron algunas imágenes. Inaugurada en 1906 su visita es imprescindible aunque no vaya a comprar ningún libro. Y por su cercanía, podemos acercarnos a las iglesias del Carmen y de los Carmelitas que como dos siameses, permanecen unidas frente al Campo dos Mártires da Patria. Ambas pertenecen al estilo barroco y su interior respira dorados por doquier.

Mucho más moderna es la Casa da Música. Para verla y quién sabe si asistir a algún concierto, debemos acercarnos a la plaza Mouzinho Albuquerque presidida por el monumento a la Guerra Peninsular. El edificio, que sorprende por su atrevida arquitectura, es obra del reputado arquitecto holandés Rem Koolhas. Fue inaugurado en 2005 y se ha convertido en el nuevo icono de la ciudad.

Un poco más lejos se encuentra el Museo de Serralves. Diseñado por el prestigioso arquitecto portugués Álvaro Siza y dedicado a las artes plásticas; su gran extensión y los jardines que lo rodean nos hacen olvidar que estamos en una gran ciudad.

El tranvía como medio de transporte

Parece que la imagen de Portugal siempre está ligada a la del tranvía. En este caso, un tranvía centenario hace las veces de transporte turístico. Con él podemos ir desde el centro (Campo dos Mártires da Patria) hasta el faro de San Miguel siguiendo el río. Allí empieza la zona de playas y entre los primeros chiringuitos se levanta el Castelo de São João da Foz. Encadenadas siguen las playas de Ourigo, Ingleses, Luz y Gondarém, todas frente al Atlántico, con numerosos servicios y bares de diseño en los que, mientras saboreamos un bocado o un cóctel, la puesta de sol se nos hace más deliciosa.

                                                         GUÍA PRÁCTICA

Cómo llegar

En avión. Sa Carneiro es un aeropuerto moderno, cercano a la ciudad y con buenas comunicaciones con ella. https://www.aeroportoporto.pt/es/opo/home

Vueling conecta Oporto con distintas ciudades españolas https://www.vueling.com/es.

Mientras que Tap Portugal lo hace desde Madrid https://www.flytap.com/es-es/

En coche. Portugal dispone de una buena red de autopistas. Desde Madrid hay 560 km hasta Oporto, desde Sevilla 590 km, desde Bilbao 710 km y desde Barcelona 1150 km

Desplazarse. El metro es la mejor forma y más económica de llegar al centro de la ciudad. La línea E (color violeta) nos deja en Trinidade, el mismo centro. Cinco líneas más nos permiten desplazarnos a cualquier lugar.

Área comercial. La remodelada avenida dos Aliados, donde se encuentran algunos de los principales edificios, se ha convertido en el centro comercial de la ciudad. En sus inicios encontraremos el ayuntamiento y la oficina de turismo. También en la Rua de Santa Catarina, convertida en peatonal, hay numerosas tiendas.

Cafés emblemáticos. En Portugal, puede que por la relación con sus ex-colonias, tiene fama el café. Existen diversos cafés emblemáticos, aquellos donde se reunía la intelectualidad a principios del siglo pasado. Âncora Douro, Café Progreso, Café Guarany y Café Brasileira (actualmente reabierto con el nombre de Il Caffé di Roma) son algunos de ellos. Probablemente, el más famoso sea el Café Majestic situado en el inicio de la Rua de Santa Catarina que aún mantiene el aire belle époque.

Petiscos. Normalmente es costumbre en los restaurantes, a la hora de sentarse a la mesa colocar algunos petiscos (aceitunas, paté de atún, snaks...). Son gentileza del establecimiento pero si los consumes los incluyen en la cuenta. No representan un gran dispendio y puedes pedir que los retiren en el momento de pedir la comanda.

San Juan. Por esta festividad Oporto es tomada por miles de personas. Sus arterias principales se convierten en peatonales, las calles se adornan, hay conciertos populares y los barrios celebran verbenas. Una multitud se agolpa en las orillas del Duero para ver los fuegos artificiales, el punto culminante de la fiesta. São João, el patrón de la ciudad, conlleva muchas costumbres. La más moderna, que la gente provista con matillos de plástico tipo feria, da golpes improvisados en la cabeza de cualquier transeúnte. Las más antiguas, tomar caldo verde y comer sardinas asadas. Entre estas propuestas está la más romántica de elevar globos de papel al cielo con todo tipo de deseos colgados.

El río Duero cuando oscurece, se viste con los colores de la pólvora. Para coger el mejor sitio, la gente acude al lugar con bastantes horas de antelación. Resulta algo pesado pero el espectáculo vale la pena. Los fuegos son disparados desde el centro del río y del puente Luís I. Al escoger el lugar, hay que pensar en la salida cuando miles de personas se desplazan hacia el centro. Pura estrategia pero vale la pena tenerlo en cuenta, so pena de permanecer bloqueados durante un par de horas.

Mas información. www.visitporto.travel

Texto y fotos: Jordi Bastart