Costa Brava

El placer de los sentidos

De Calella de Palafrugell a Tossa de Mar

55 km para gozar del paisaje, las playas y la gastronomía.

Un buen lugar para empezar esta ruta es el cabo de Sant Sebastià, un imponente promontorio rocoso con faro, hotel y restaurante incluido, desde el que se divisa una magnífica vista de las dos poblaciones que duermen a su regazo: Llafranc y Calella de Palafrugell.

Llafranc i Calella de Palafrugell desde el cabo de Sant Sebastià
Llafranc i Calella de Palafrugell desde el cabo de Sant Sebastià

Llafranc es un destino veraniego con un agradable paseo que hace de frontera entre las casas y la playa de fina arena. Contigua a Llafranc hay Calella de Palafrugell con la inconfundible imagen de los porches de un blanco deslumbrante que rodean las pequeñas playas de Port Bo y Port d'en Calau. El que fuera un pueblo de pescadores se ha convertido en uno de los destinos más demandados de este tramo de costa. Las barcas varadas en la arena junto a los porches, contribuyen a otorgarle el epíteto de uno de los pueblos más bonitos de Catalunya. https://visitpalafrugell.cat/es/llafranc/ https://visitpalafrugell.cat/es/calella/

Calella de Palafrugell con su bonita estética marinera se la relaciona con la habanera, ya que aquí han nacido algunos de los grupos más prestigiosos de este arte musical que se alimenta de la añoranza, del ron y de los amores de la lejana Cuba. Cada año, el primer sábado del mes de julio, se celebra una cantada que ya ha superado las cincuenta ediciones y reúne los mejores grupos del momento. El escenario en el mar de la playa de Port Bo, las embarcaciones alrededor meciéndose al ritmo de las olas y el imprescindible cremat de rom, hacen que el evento sea sumamente entrañable. www.havanerescalella.cat

Cap Roig, jardines llenos de amor

A poniente de Calella de Palafrugell, en un promontorio rocoso, los Jardines de Cap Roig son un espacio lleno de encanto y cargado de historia, resultado del sueño hecho realidad de dos personajes: la aristócrata inglesa Dorothy Webster y el coronel ruso Nicolas Woevowsky. Una historia de amor que sigue entre los acantilados donde permanecen enterrados, justo delante del mar.

Si visitamos este lugar veremos un jardín botánico de unas 17 hectáreas que reúne más de un millar de especies de todo el mundo, así como esculturas de reconocidos artistas. Pasear por él es una verdadera delicia y desde los diferentes miradores situados a levante del jardín botánico, se disfruta de las mejores vistas de Calella de Palafrugell y Llafranc, con el cabo de Sant Sebastià como telón de fondo. Cada año, en este escenario, desde finales de julio hasta el mediados de agosto, se celebra el famoso Cap Roig Festival que reúne a artistas de medio mundo https://visitpalafrugell.cat/cultura/espais-culturals/jardi-botanic-de-cap-roig/

Saldremos de Calella de Palafrugell por la GIV-6546 carretera convertida en una especie de autovía, para llegar a Palafrugell en solo cuatro kilómetros. Palafrugell es una localidad con una buena oferta comercial y repleta de Servicios. Tiene dos museos a los que vale la pena echar una ojeada. El Museo del Corcho situado en el centro de Palafrugell y ubicado en una antigua fábrica de corcho, pone en valor el patrimonio vertebrado en torno al mundo del corcho en Cataluña, como configurador de un paisaje, una industria, unas formas de vida y una identidad comunes (https://museudelsuro.cat). Frente a él Can Mario, que era otra fábrica de transformación del corcho de principios del siglo XX y de la mano de la Fundación Vila Casas se ha convertido en un gran centro donde se expone escultura contemporánea de Cataluña. Ubicado en una gran plaza, en el exterior hay diversas esculturas y la gran torre con el depósito de la antigua fábrica Miquel & Vincke hasta el que se puede subir (www.fundaciovilacasas.com/es/museo/museo-can-mario-palafrugell). Finalmente, en una calle del casco antiguo se ubica la Fundación Josep Pla con documentos, biblioteca, fotografías y anécdotas relacionas con el escritor nacido en 1897 en esta localidad (https://fundaciojoseppla.cat/es)

Can Mario, antigua fábrica convertida en sala de exposiciones de la mano de la Fundación Vila Casas
Can Mario, antigua fábrica convertida en sala de exposiciones de la mano de la Fundación Vila Casas
Museo del Corcho en Palafrugell
Museo del Corcho en Palafrugell
Fundación Josep Pla
Fundación Josep Pla

Palamós, villa marinera

Desde Palafrugell tomaremos la autovía C-31 para dirigirnos a Palamós. Allí nos espera una extensa y ordenada playa con todos los servicios, un gran puerto que alberga una de las mayores flotas pesqueras de Cataluña, un par de puertos deportivos y un casco antiguo con la calle Mayor que, cruzándolo de punta a punta, se ha convertido en el eje comercial.

Palamós es una población de turismo familiar, de playa y actividades por la mañana, de paseos por la tarde con muchas opciones para sentarse a tomar un helado. La vida gira alrededor del puerto; por la mañana, cuando aún apenas despunta el sol, la flota de arrastre se echa a la mar; a primera hora de la tarde vuelven con las capturas y, después de la subasta, en la lonja del pescado se agolpan curiosos y compradores para hacerse con la mejor gamba, las cigalas más apetitosas o algún cabracho para cocinar un buen suquet (guiso) de pescado. ¡Todo un espectáculo!

Todo lo relacionado con la pesca lo podemos ver si visitamos el Museo de la Pesca que se encuentra en el mismo muelle. En él se muestra la relación entre el hombre y la mar, teniendo en cuenta que el Mediterráneo es un mar pequeño, pero con una gran diversidad de ecosistemas, hábitats y especies. https://museudelapesca.org/es

Puerto pesquero de Palamós
Puerto pesquero de Palamós
Palamós
Palamós

Gastronomía de estrellas

La cocina del Empordà está marcada por la configuración de un territorio que combina su naturaleza marítima con zonas de secano y montaña. Probablemente los íberos en Ullastret y griegos y romanos en Empúries, fueron los primeros en desarrollar una cocina empurdanesa aprovechando los productos que proporcionaba su entorno. Los elementos principales son el pescado junto con los crustáceos, el cerdo, el embutido, las aves, las verduras y las carnes de cordero y ternera.

De la mezcla de los productos del mar y del interior salió una cocina específica del Empordà llamada de 'mar y montaña'. Algunos de sus platos más característicos son el pollo con cigalas o langosta, la sepia con albóndigas, las almejas con tocino o lomo, etc.Todo ello regado por los vinos de la D.O. Empordà cuyas viñas se extienden al pie de la sierra de la Albera y por las llanuras regadas por los ríuos Ter, Muga y Fluvià.

Museo de la Pesca en Palamós
Museo de la Pesca en Palamós
La gamba de Palamós, un producto muy apreciado
La gamba de Palamós, un producto muy apreciado

Caminos de ronda

Los que, además de playa les gusta caminar un poco, tienen en los caminos de ronda un buen aliciente. Los pobladores de la costa, a lo largo de los años, han hecho todo tipo de caminos para el aprovechamiento de los recursos, el traslado entre localidades y la vigilancia de las amenazas que pudieran venir del mar en tiempos de la piratería y del comercio de estraperlo. En la Costa Brava se puede hacer senderismo por numerosos tramos de los caminos de ronda del litoral, siguiendo, en buena parte, el itinerario del GR 92. A lo largo del sendero encontraremos pequeñas y solitarias calas de agua turquesa, vertiginosos acantilados y diferentes playas. Muchos de los tramos parten de localidades donde es fácil dejar el vehículo para emprender excursiones de ida y vuelta. Aunque la mayoría de itinerarios son aptos para recorrer en familia, especialmente recomendados son: el que va de Palamós a la playa de Castell pasando por la cala Margarida, la playa de la Fosca y cala s'Alguer y el que va de s'Agaró a Torre Valentina. https://ca.costabrava.org/gaudeix/espais-naturals/camins-de-ronda

S'Alguer en el camino de ronda que parte de Palamós a la playa de Castell
S'Alguer en el camino de ronda que parte de Palamós a la playa de Castell
Los caminos de ronda resiguen el litoral
Los caminos de ronda resiguen el litoral

Entre el glamour y la costa escarpada

Seguimos nuestra ruta por la costa y ahora, por la C-253 nos encaminamos hacia Platja d'Aro, animada población con una gran infraestructura turística de hoteles, bares y restaurantes, tiendas, oferta de ocio y una extensa playa. Luego pasaremos por s'Agaró donde, a principios del siglo XX se construyó una urbanización de estilo novecentista, la más lujosa de la Costa Brava, que incluye el Hostal de la Gavina –un lujoso hotel- y un buen número de torres rodeadas por un espectacular camino de ronda de acceso público. Las centenarias casitas de baño en la playa, le dan un colorido toque vintage. Enseguida llegamos a Sant Feliu de Guíxols, localidad con un agradable paseo marítimo que bordea la playa. El casco antiguo es un espacio para pasear entre tiendas y bares; en un extremo se alza el conjunto arquitectónico del monasterio benedictino, cuya parte más antigua es la Porta Ferrada (siglo X) que da nombre a un famoso festival veraniego. La iglesia de la Mare de Déu dels Àngels y las torres del Corn y del Fum forman parte del conjunto monacal, que actualmente acoge el Museo de Historia de la Ciudad y el Espacio Carmen Thyssen con exposiciones temporales de pintura propiedad de la baronesa.

S'Agaró desde el camino de ronda
S'Agaró desde el camino de ronda
Puerto deportivo de Sant Feliu de Guíxols
Puerto deportivo de Sant Feliu de Guíxols

Si hay un lugar emblemático en Sant Feliu de Guíxols éste es la ermita de Sant Elm. Desde su mirador, el poeta, periodista y político Ferran Agulló (1863-1933) tuvo la idea en 1908 de bautizar a la zona como Costa Brava, mientras contemplaba el paisaje de la costa escarpada que se dibuja desde aquí hasta Tossa de Mar.

En principio, el término sólo se aplicó al litoral que abarca desde Blanes a Begur, pero la idea tuvo éxito y a partir de 1965 se convirtió en la denominación oficial de la costa gerundense. La ermita se levantó en 1723 en honor a Sant Elm, patrón de marineros y pescadores. Desde su amplia terraza se obtienen unas panorámicas increíbles a cualquier hora del día. https://visitguixols.com

Saldremos de Sant Feliu de Guíxols por la GI-682 que va recorriendo, curva tras curva, una costa accidentada. Precisamente a este tramo en el que pasaremos de la comarca del Baix Empordà a la de La Selva, se le conoce como la "carretera del año" por las 365 curvas que separan ambas poblaciones. Este paisaje cuentan que proporcionó el nombre de Costa Brava. El macizo de Ardenya-Cadiretes a nuestra derecha y un rosario de calas, algunas urbanizadas, invitan a acercarse a un Mediterráneo que adopta aquí unos tonos difíciles de encontrar en cualquier otro lugar del litoral. Las aguas pasan del turquesa al azul más profundo y las paredes rocosas de las playas cobran espectaculares gamas rojizas con la salida o la puesta de sol. Son 22 km de trayecto para tomar con calma y oler a pino y salitre de mar.

Una población de cine

Tossa de Mar nos recibe con su icónica imagen de la Villa Vella que se levanta en un extremo de la Platja Gran, en una pequeña península que se adentra en el mar. Declarado Monumento Histórico Artístico Nacional desde el año 1931, el recinto amurallado es el único ejemplo de población medieval fortificada que todavía se conserva en el litoral catalán. La estructura que se puede ver en la actualidad se remonta a finales del siglo XIV, conservándose casi la totalidad de la muralla que rodea el núcleo de casas, con muros almenados, cuatro torreones y tres torres cilíndricas rematadas por matacanes. En el punto más alto del recinto había un castillo, que consistía en una torre de vigilancia y una estancia de planta rectangular. Actualmente ya no existe, puesto que en su lugar se edificó el actual faro, que comparte espacio con un bar ideal para tomar el vermut o ver la puesta de sol.

Tossa de Mar
Tossa de Mar
Paso de ronda de la muralla de Tossa de Mar
Paso de ronda de la muralla de Tossa de Mar
Mirador de Ava Gardner
Mirador de Ava Gardner

La muralla se puede recorrer por un estrecho paso de ronda y el interior de la Villa Vella es un espacio encantador de callejones estrechos con pavimento de guijarros. En el momento de máximo esplendor, entre los siglos XV y XVI, en este espacio se integraban unas ochenta casas, la mayoría de las cuales aún se conservan en la actualidad. La antigua iglesia de San Vicente, de estilo gótico tardío, construida en el siglo XV sobre una iglesia románica anterior, resultó dañada a principios del siglo XIX, durante la Guerra del Francés, por la explosión de un polvorín.

Uno de los rincones más curiosos es el mirador dedicado a Ava Gardner, artista del cine que en 1950 aterrizó en Tossa para rodar la película Pandora y el holandés errante, protagonizada por ella misma, James Mason y el torero Mario Cabré. Una tórrida historia entre el torero y la actriz hizo que Frank Sinatra, marido en aquellos momentos de Ava Gardner, cruzara el Atlántico para estar a su lado. Una estatua de bronce inaugurada en 1998, recuerda la bella figura de la actriz que tanta popularidad dio a la villa.

Pero Tossa es también una población con una gran infraestructura turística, buena gastronomía con un plato emblemático -Cim i tomba- heredado de los guisos de pescadores y numerosas calas a su alrededor que compiten en belleza con la Platja Gran y, a su lado, la Mar Menuda. www.infotossa.com/es www.visittossa.com

Playa de Tossa de Mar con la Vila Vella al fondo
Playa de Tossa de Mar con la Vila Vella al fondo

Más información: Este artículo es un extracto del itinerario 3 de la guía Rutas para Descubrir Girona publicada por la editorial SUA y redactada por el periodista y fotógrafo Jordi Bastart

Texto: Jordi Bastart. Imágenes: Jordi Bastart y Patronato de Turismo de Girona