Friburgo y la Selva Negra

Historia y naturaleza se dan la mano

Entre Friburgo y Baden-Baden, la Selva Negra es un magnífico espacio natural para los amantes del senderismo

Al oeste de Alemania, haciendo frontera con la región de Alsacia a través del Rin, se extiende un frondoso bosque donde los abetos pugnan por alcanzar el sol. Es la Selva Negra catalogada como parque nacional, con dos puertas de entrada: Baden-Baden al norte y Friburgo al sur.

Vista de Friburgo y el valle del Rin desde el monte Schauinsland
Vista de Friburgo y el valle del Rin desde el monte Schauinsland

Pasea, admira y disfruta

Si la primera aún luce el encanto de cuando sus aguas termales atraían a lo mejor de la burguesía europea, Friburgo de Brisgovia destila historia por sus cuatro costados. La ciudad, que sobrepasa los doscientos mil habitantes, se extiende sobre una gran superficie donde circula una buena red de tranvías. En el centro luce un cuidado casco antiguo de época medieval (altstadt) reconstruido después de los bombardeos de la II Guerra Mundial. Se articula alrededor de dos plazas: la Münsterplatz cuyo mayor atractivo es la catedral gótica con una aguja que alcanza los 116 metros y la Rahtausplatz donde se encuentra el antiguo ayuntamiento convertido actualmente en oficina de turismo.

Martinstor o Torre de Martin, en la entrada del casco antiguo
Martinstor o Torre de Martin, en la entrada del casco antiguo

Una vez cruzado el canalizado río Dreisam, al casco antiguo se accede a través de la Martinstor, una fornida torre de vigía que luce un espectacular reloj. Callejear es deleitarse con bonitas casas de colombage convertidas actualmente en comercios y bares animados, no en vano Friburgo es ciudad universitaria. La Joseph straße es la arteria principal. A la derecha enseguida llegaremos a la Münsterplatz donde los jueves se celebra un popular mercado. En la catedral hay que detenerse a admirar el pórtico de la entrada, un tímpano policromado y repleto de imágenes. Alrededor del templo llama la atención el Palacio episcopal y la Casa de los Comerciantes de principios del siglo XVI, con su fachada granate decorada con numerosas esculturas; tuvo las funciones de aduana y finanzas. Al fondo, otro templo, este dedicado a los vinos; en Alte Wache pueden encontrar y degustar en su terraza los mejores vinos de la región, producidos mayoritariamente con riesling, muscat y pinot gris.

El campnario de la catedral mide 116 metros de altura
El campnario de la catedral mide 116 metros de altura
Detalle de la catedral rodeada de edificios históricos
Detalle de la catedral rodeada de edificios históricos
Tímpano historiado de la catedral
Tímpano historiado de la catedral

Un paseo por las calles adyacentes a la catedral nos llevará hasta la Konviktstraße, una calle sinuosa que nos devuelve a la Edad Media cuando los artesanos ocupaban lo que ahora son pequeñas boutiques. Al final nos toparemos con la Schwabentor, una de las puertas de entrada a la ciudad cuya fachada cuenta la leyenda de Souabe. Muy cerca se encuentra el albergue más antiguo de Alemania, el restaurante "Zum Roten Bären".

Feria de vinos en la plaza de la catedral, con bodegas de la región, degustaciones gastronómicas y ambiente musical. Riesling, pinot gris, gewürztraminer y muscat los verdaderos protagonistas.

A la izquierda de la Joseph straße y alrededor de la Rahtausplatz, encontrartemos la Alte Universität (antigua universidad) y junto a ella el museo de la universidad y la iglesia de la universidad. Estamos en el distrito universitario y la nueva universidad junto a su biblioteca es un edificio de diseño con una fantástica fachada de vidrio. No muy lejos el Teatro de Friburgo es de principios del siglo pasado y siguiendo la misma calle podemos terminar nuestra visita en el monasterio negro, bautizado así por el hábito de las ursulinas que lo habitaron.

Rahtausplatz, animada plaza con el antiguo ayuntamiento
Rahtausplatz, animada plaza con el antiguo ayuntamiento
Numerosos bares animan el casco histórico
Numerosos bares animan el casco histórico
El jazz también está presente en algún local
El jazz también está presente en algún local

Una ciudad sostenible

Friburgo hace años que ha apostado por un desarrollo sostenible. Una red de tranvías te acerca desde los barrios periféricos al centro en pocos minutos. La convivencia entre estos, las bicicletas y los vehículos es admirable. El barrio de Vauvan al sur de la ciudad, es el mejor exponente de esta transformación. Allí se estableció una antigua base militar, primero alemana y luego francesa, para terminar como área abandonada en 1991. Fue en aquél momento que el ayuntamiento de Friburgo compró los terrenos para levantar un barrio ecológico que también tuviera encuenta conceptos como cohesión social y sostenibilidad, por lo tanto, inclusivo y autosuficiente.

El Green City Hotel Vauvan es la icona de la sostenibilidad
El Green City Hotel Vauvan es la icona de la sostenibilidad

Carriles bici y tranvías hacen que la inmensa mayoría de las 5.000 personas que residen en él no tengan coche. Las placas solares en la mayoría de edificios hacen que el barrio genere su propia energía. Un buen ejemplo de esta transformación es el Green City Hotel Vauvan, un establecimiento hotelero con una fachada verde que permite la circulación del aire entre esta y el edificio, con un sistema de recirculación interior que permite la renovación completa del aire cada dos horas y que además, emplea personas con algún tipo de discapacidad. Un buen ejemplo de integración.

Por las calles del casco antiguo fluyen pequeños canales de agua limpia y transparente que la gente aprovecha para refrescarse en los días de calor mientras toman el aperitivo.

El monte Schauinsland

Una combinación de la línea 2 del tranvía y el autobús 21, a través de pequeños núcleos de población que invitan a pensar en una buena calidad de vida, nos lleva hasta la estación de funicular que en veinte minutos nos situará en los 1.284 metros del monte Schlossberg, donde encontraremos una plataforma para disfrutar de las vistas, un circuito de aventura para los más pequeños, una zona de picnic y un bar-restaurante. A partir de aquí, rutas de senderismo señalizadas y miradores para disfrutar del panorama. Todo un mundo para llenarte los pulmones de aire puro y, a la vez, ejercitar las piernas.

Un bosque para perderse

Entre Friburgo de Brisgovia y Baden-Baden se extiende un frondoso bosque donde distintas especies de abetos compiten por alcanzar la luz. Es la Selva Negra cuya frondosidad de la arboleda hace que, en muchos casos, la luz no pueda llegar hasta el suelo.

Unas 10.000 hectáreas parte de las cuales están declaradas Parque Nacional, invitan al senderismo o las rutas en BTT. Las montañas a duras penas superan el millar de metros y los números lagos se convierten en lugar de obligado descanso. Uno de ellos es el Mummelsee, a pie de carretera, con un complejo hotelero y de tiendas junto a él que lo convierte en parada obligada de turistas. Además de comprar recuerdos como relojes de cuco, muy populares en la zona, también podemos navegar en cayac o patines a pedal. Muy cerca, también junto a la carretera, no debemos dejar de visitar el Centro de información del Parque Nacional, de donde parten diez rutas con distintos grados de dificultad relatadas en una publicación gratuita y en español. Si el edificio del centro ya vale la pena, en su interior, además de información y películas, a través de una pasarela nos introduciremos en el bosque. Y si estamos cansados, nada mejor que relajarnos en la habitación destinada a ello. Silencio y sentados frente a una amplia cristalera con la arboleda de protagonista.

Centro de información del Parque Nacional de la Selva Negra
Centro de información del Parque Nacional de la Selva Negra
Lago Mummelsee
Lago Mummelsee

Aguas termales con glamour

Fue durante el siglo XIX y principios del XX que los balnearios de Baden-Baden atraían a lo mejor de la burguesía europea. Realeza, casas nobles, artistas y oportunistas buscaban relacionarse con las élites de la época. De hecho, diversas películas se han encargado de reflejar el glamour de aquellos tiempos.

Jardines junto al río Oos
Jardines junto al río Oos
Teatro de Baden-Baden
Teatro de Baden-Baden
El Frieedrichsbad es uno de los balnearios icónicos
El Frieedrichsbad es uno de los balnearios icónicos

Hoy en día Baden-Baden se ha adaptado a los nuevos tiempos y luce como una ciudad esplendorosa envuelta en jardines. Los balnearios siguen ofreciendo los mejores tratamientos y el renovado casino invita, como mínimo, a una visita. Los escaparates de las tiendas de la Lange Straße continúan ofreciendo lo mejor de lo mejor a aquellos bolsillos que se lo pueden permitir. De todas maneras, no está de más un paseo relajante junto al río Oos que, entre jardines, nos permitirá adivinar los lujosos edificios de estilo clásico que se asoman entre el verdor. Si nos gusta el arte moderno, el Museo Frieder Burda tiene una de las colecciones más importantes del mundo. Dos visitas obligadas: el Kurhaus, el casino de Baden-Baden donde hacen visitas guiadas y, cerca de él, el Trinkhalle, el que fuera un esplendoroso balneario en la época, ofrece una gran galería de columnas corintias con numerosos frescos en una de sus paredes.

Kurhaus, lujoso casino de Baden-Baden
Kurhaus, lujoso casino de Baden-Baden
Trinkhalle fue un antiguo balneario con mucho glamour
Trinkhalle fue un antiguo balneario con mucho glamour

                                                   Guía práctica

Como llegar

Para acercarnos hasta Friburgo en avión, el aeropuerto más cercano es Basilea donde vuelan diversas compañías desde Barcelona o Madrid. Si optamos por el coche, tenemos que contar unos novecientos kilómetros des de la frontera de La Junquera.

Más información

Friburgo www.visit.freiburg.de

www.germany.travel/es/ciudades-y-cultura/friburgo.html

Schlossberg www.schauinslandbahn.de

Baden-Baden www.germany.travel/es/ciudades-y-cultura/baden-baden.html

Turismo Selva Negra www.schwarzwald-tourismus.info

P N Selva Negra www.nationalpark-schwarzwald.de/de

www.germany.travel/es/naturaleza-y-turismo-activo/parque-nacional-de-la-selva-negra.html

Texto e imágenes: Jordi Bastart