Chile, región de los Lagos
País con una gran diversidad de paisajes y numerosas especies endémicas de flora y fauna
Un monumento a la naturaleza
Chile es un país largo y estrecho, donde se dan todo tipo de paisajes y climas. Encajonado entre la cordillera de los Andes y el océano Pacífico, no supera en ningún momento los 180 km de anchura, mientras que la costa se extiende a lo largo de 4.200 km. Más de 2.000 volcanes de los cuales 55 están en activo, zonas desérticas al norte, junto con lagos y glaciares al sur, hacen de esta nación suramericana una de las más completas en cuanto a la variedad de paisajes, con un 50% de la flora y un 20% de la fauna que no existen en ninguna otra parte del mundo. Con 36 Parques Nacionales, 49 Reservas naturales y 16 Monumentos Nacionales, hay mucho por descubrir.
Grandes lagos de origen glaciar rodeados de volcanes cubiertos de nieve
Si usted tiene pensado ir a Chile, la época adecuada es cuando nosotros estamos en invierno; Chile, situado en el hemisferio sur se encuentra en pleno verano. Si nuestra intención es dirigirnos hacia la Región de los Lagos situada en la mitad sur, gozaremos de un buen clima exento de temperaturas extremas, cargado de humedad debido a las lluvias. El país de Pablo Neruda está dividido en doce grandes regiones -además de la zona de Santiago- y la de Los Lagos ocupa el décimo lugar en una escala de norte a sur. A la extrema hospitalidad de los chilenos, se une aquí un excepcional paisaje donde los conos volcánicos cubiertos de casquetes nevados se miran en infinidad de mares interiores.
Fue esta del sur una tierra de inmigrantes; españoles primero y alemanes más tarde, aún hoy en día se nota su influencia en muchas costumbres. Fue la región de los indios mapuches, que lucharon con denuedo en el siglo XVI y posteriores contra los colonizadores españoles; su lengua se conserva actualmente en grupos muy reducidos. Aquí el mestizaje se da más que en ningún otro lugar de Chile y ha creado un carácter propio.
Puerto Montt
Esta ciudad es la capital de la Región de los Lagos y un puerto comercial y pesquero de suma importancia. Estas circunstancias la convierten en una población animada con múltiples atractivos para pasear. Las conexiones aéreas que LATAM Express -compañía filial de LATAM que realiza los vuelos interiores- establece diariamente con la capital Santiago de Chile, hacen que sea paso obligado para todos aquellos que se desplacen hacia el sur.
Una vez allí debemos dar una vuelta por el mercado de la artesanía, donde las tiendas ocupan los laterales de una amplia avenida cerca del puerto de Angelmó. El mercado del pescado también es de obligada visita; los barcos descargan diariamente el producto que es vendido allí mismo. Pescados del Pacífico y diversas clases de mariscos, no sólo se pueden comprar sino que podemos probarlos en los pequeños restaurantes integrados en el complejo.
De aquí parten los barcos que realizan la travesía por el archipiélago austral (hasta Puerto Chacabuco se tarda casi un día y tres a Puerto Natales); también se ofrecen paseos hasta La Arena en la boca del estuario y hasta la cercana isla de Tenglo que protege el puerto y desde donde se obtiene una bonita vista de la población.
Puerto Montt está asentada en la orilla de una especie de anfiteatro, formado por el estuario del Reloncaví y la prolongación del golfo de Ancud. Hasta aquí se extiende el Parque Nacional Alerce Andino, en el que se pueden realizar rutas a pie para descubrir numerosas lagunas y uno de los bosques de alerces mejor conservados. En Puerto Montt también resulta interesante visitar el Museo Municipal, donde además de todo lo referente a flora, fauna, arqueología y antropología de la zona, se pueden ver algunas piezas del yacimiento de Monte Verde, cuyo hallazgo de restos humanos de hace 14.000 años, ha revolucionado la teoría de la llegada del hombre al continente americano.
Lago Llanquihue, Puerto Varas y Frutillar
El lago Llanquihue es el cuarto en tamaño de Sudamérica y el segundo de Chile; tiene 50 km de diámetro y una extensión de 860 km2. El primer europeo que descubrió este lago fue Pedro de Valdivia en 1552, pero las continuas luchas entre indígenas y españoles hicieron que no pudiera ser colonizado hasta tres siglos más tarde. A mediados del siglo XIX muchos alemanes se asentaron en las orillas del lago; llegaron en distintas oleadas desde Europa y también de la ciudad de Valdivia, en la costa chilena, donde se habían establecido unos años antes. El gran promotor de la colonización de estas tierras fue Vicente Pérez Rosales. Todas las tierras que no tenían propietario pasaron a ser del estado, el cual las fue parcelando para que fueran explotadas. Despejar la selva y transformarla en terrenos de cultivo, fue una auténtica epopeya, pero en un plazo de diez años se habían establecido industrias, realizado las vías de comunicación y fundado las principales ciudades.
Actualmente, en toda esta zona aún se conservan numerosas costumbres que van ligadas a la época de la colonización germánica. Apellidos, nombres de las calles y de algunos productos, además del tipo de construcción, recuerdan un pasado muy reciente. Donde más se puede apreciar esta extraña simbiosis es en Frutillar, encantadora localidad junto al lago Llanquihue; allí cada año en verano se celebra un famoso festival de música clásica. En realidad esta población está compuesta por dos núcleos separados cuatro kilómetros: Frutillar de Arriba y de Abajo. Las iglesias y algunas casas presentan las típicas construcciones en tablillas de madera con las cuales se protege la fachada. Estas tablillas llamadas tajuelas, tienen formas rectangulares o redondeadas y eran de madera de alerce, un árbol muy común en esta zona antes de que se efectuaran talas masivas.
Puerto Varas es la principal localidad turística. Está situada a orillas del lago con numerosos hoteles y restaurantes, siendo una de las pocas localidades chilenas que posee casino. La temporada alta aquí son los meses de enero y febrero con numerosos festivales y actividades, unidos a la práctica de la pesca y la navegación por el lago. También pude ser el punto de partida para visitar los volcanes Osorno (2.652 m) y Puntiagudo (2.190 m) que se reflejan en el otro extremo del lago.
Lago de Todos los Santos
Una de las excursiones que no debemos perdernos es la travesía al lago de Todos los Santos. De camino, cerca de Ensenada, un desvío nos conducirá a los saltos de Petrohué. Este río caudaloso forma un maravilloso paisaje a la entrada del Parque Nacional Pérez Rosales -el primero que se creó en Chile-, donde el agua de un verde brillante, se despeña entre rocas volcánicas con un ruido ensordecedor. Una red de pasarelas sobre las rocas permite seleccionar el mejor punto de vista.
Al final de la ruta llegamos al núcleo de Petrohué, compuesto por el embarcadero, una tienda y un hotel -el Petrohue Lodge- con mucho encanto. Desde aquí, un servicio de catamaranes muy bien acondicionados nos propone la travesía del lago de Todos los Santos hasta la zona de Peulla. Serán dos horas de navegación por este lago que tiene 36 km de longitud y que al ser redescubierto el 1 de noviembre de 1670 por los jesuitas, lo bautizaron con este nombre, aunque también se le conoce como Esmeralda por el peculiar color de sus aguas. Iremos avanzando por un paisaje que nos recuerda la montaña Suiza, aunque aquí, las cumbres más altas son sustituidas por los conos volcánicos del Osorno y Puntiagudo, cubiertos por su casquete de nieve. Vigilados por los 3.492 m del monte Tronador nos acercamos a Peulla; la misma empresa que realiza las excursiones por la zona, ofrece alojamiento y comida en un cuidado establecimiento. El salmón es el plato nacional por excelencia, pero también podemos probar el congrio con puré de papas, el asado de cerdo al ajoarriero o los camarones al pil-pil y todo por un buen precio.
Después, para digerir esta opípara comida, lo mejor es hacer una excursión hasta la cascada de la Novia. Son veinte minutos a través del bosque, hasta la base de este prodigioso salto de agua. No olvidemos que desde aquí estamos muy cerca de la frontera Argentina, por lo que si pensamos pernoctar en este lugar podemos realizar alguna excursión más larga, ya sea a pie o a bordo de alguno de los autobuses todo terreno que posee la empresa. El Parque Nacional Pérez Rosales tiene continuidad en el lado argentino con el Parque Navel Huapi, a través del puerto Frías, un paso de montaña situado a 1.022 m de altitud; con lo cual es posible llegar hasta la población de San Carlos de Bariloche y volver.
La isla de Chiloé
Esta isla, por su secular aislamiento y el peculiar microclima con continuas lluvias, hace que los inviernos sean bucólicos. Es un territorio cargado de leyendas y forma parte del mito chileno. La tierra de los chilotes -población surgida del mestizaje entre mapuches y chonos- guarda bellas historias respecto de su fundación. Numerosas tradiciones, canciones y bailes populares junto a la artesanía, tienen su origen en la segunda isla más grande del continente latinoamericano. Con 180 km de largo, su conexión con el resto del territorio se hace a través de varias líneas de ferrys. Desde la ocupación española en 1567 y pasados los primeros años de esplendor debido al comercio de lanas y las explotaciones auríferas, se vio que era difícil mantener un territorio tan alejado de la capital del reino. La sublevación mapuche, las incursiones piratas y los terremotos, sumieron a la isla en un abandono donde se desarrolló una cultura interior. En Ancud, la ciudad más grande de la isla, ondeó por última vez en Chile la bandera española; fue el 19 de enero de 1826. Actualmente se puede visitar el fuerte de San Antonio que protegía la entrada del puerto de Ancud, pero lo que realmente vale la pena, es detenerse en alguna de las más de 150 iglesias y capillas repartidas por toda la isla.
Las más antiguas son del siglo XVIII y dieciocho de ellas están declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Son verdaderas obras de arte construidas totalmente en madera, cuya unión se hacia por tarugos en vez de clavos. También vale la pena visitar Castro, segunda ciudad y capital actual de la isla, cuyas casas asentadas sobre pilares de madera en la ribera del río Gamboa, le confieren un aire característico. Como esta zona está sometida a grandes mareas, la imagen de estos palafitos cambia un par de veces al día. En Castro hay un mercado dedicado enteramente a la artesanía, un Museo de Arte Moderno con una de las colecciones de arte contemporáneo más importante de Chile y la iglesia de San Francisco que pertenece al pequeño grupo declarado Patrimonio de la Humanidad. Si además la visita a la isla coincide con el mes de febrero, podremos disfrutar con el Festival Chilote dedicado enteramente a música, bailes y gastronomía.
Otros espacios naturales chilenos que se reparten de norte a sur del país.
Geiser del Tatio
El Tatio se encuentra entre los tres lugares con mayor cantidad de géiseres en el mundo, alcanzando el 8% del total de emanaciones del planeta. Este atractivo conforma uno de los espectáculos naturales más asombrosos, debido a la cantidad y a la fuerza con la que el agua sale de los pozos y a la altura que alcanzan. Su entorno desértico y la imponente belleza de los Andes, con tonalidades rojizas y anaranjadas propias del amanecer, dan lugar a un paisaje de increíble belleza.
En las primeras horas de la mañana, aparecen impresionantes columnas de vapor producidas por las altas temperaturas de sus acuosos cráteres. Tonalidades amarillas, púrpura, rosa y lavanda del suelo, y azules anaranjados del cielo al amanecer, resaltan entre las columnas de vapor que se elevan, para luego descender en medio de una naturaleza indómita.
Un paisaje conmovedor de montañas y volcanes sobre los cuatro mil metros de altura, con una importante avifauna en los pequeños ríos que siguen su camino hasta desembocar en el gran Salar de Atacama. Un espectáculo único para quien busca la aventura y el contacto directo con una naturaleza pura, no intervenida por el hombre.
Monumento Nacional El Morado
En medio de la belleza y grandeza de los Andes Centrales, El Morado se encuentra a 93 km al sudeste de Santiago (2.30 h en automóvil) y a 45 km de San José de Maipo,
Nieves eternas, montañas majestuosas y el imponente volcán San José con los cóndores sobrevolando la inmensidad, son parte del paisaje. El área se caracteriza por la presencia de especies nativas de flora y fauna de gran relevancia desde el punto de vista escénico, cultural y científico. Se recomienda visitar este paraje entre los meses de octubre y marzo, ya que por sus condiciones climáticas el parque se cierra el resto del año.
Destacan las cumbres del Cerro Morado entre los cerros que rodean el Cajón del Maipo, el más alto llega a los 5.060 m, con cascadas, lagunas, ríos y el espectacular glaciar colgante San Francisco, cuyos hielos eternos dan origen a la laguna del Morado que aparece como un espectacular espejismo entre montañas nevadas.
Avistamiento de ballenas
Entre diciembre y mayo distintas especies de
cetáceos se reúnen a lo largo de la costa chilena para alimentarse de krill y
pequeñas sardinas. Desde el extremo norte y hasta la Antártida, los sitios de avistamiento combinan lugares
destinados únicamente a la investigación científica con áreas en las que
estudiosos y turistas conviven para disfrutar con esta alucinante presencia.
En Arica, aunque las aguas son cálidas casi todo el año, es en el verano cuando se dejan ver cachalotes y ballenas rorcuales a poco más de 20 kilómetros de la costa. Un poco más al sur frente a la Caleta Chañaral, en la Isla que lleva el mismo nombre, las ballenas australes, azules y francas aparecen muchas veces acompañadas por delfines nariz de botella y pingüinos de Humboldt.
Puñihuil, en Chiloé, es una pequeña y poco conocida caleta, donde irónicamente se logran ver los animales más grandes que habitan la Tierra: las ballenas azules. Estos mamíferos, que pueden llegar a pesar 180 toneladas, también se asoman en Melinka, un pequeño poblado de la región de Aysén.
Los meses clave para el avistamiento de jorobadas en el Estrecho de Magallanes son enero y febrero. Como esta zona es rica en sardinas y krill, las ballenas se dedican a comer para tener la energía suficiente y migrar hacia aguas más cálidas.
Parque Nacional Archipiélago Juan Fernández
La Isla Robinson Crusoe, la principal del Archipiélago Juan Fernández, compuesto además por las islas Santa Clara y Alejandro Selkirk, guarda historias de piratas y corsarios desde su descubrimiento, realizado por el navegante español Juan Fernández en 1574. En este mismo lugar fue abandonado el navegante escocés Alejandro Selkirk (en octubre de 1704), siendo rescatado cuatro años y cuatro meses después. Su historia dio origen a la novela Robinson Crusoe, de Daniel Defoe.
En la isla está el poblado San Juan Bautista con 500 habitantes, capital de un verdadero tesoro, no sólo por el que buscan exploradores internacionales, que fue enterrado por Lord Anson a mediados del siglo XVIII, sino por uno más cercano y tangible: su gente y naturaleza. Por su diversidad y riqueza biológica fue declarado Parque Nacional y Reserva de la Biosfera por la Unesco.
Campos de Hielo Sur
Gran extensión de hielos patagónicos. De los Campos de Hielo Sur se desprenden 49 glaciares, entre los que destacan Pio XI y O'Higgins, en el interior del Parque Nacional Bernardo O'Higgins, y los glaciares Tyndall, Grey y Montt, que se pueden ver en el Parque Nacional Torres del Paine. Glaciares eternos con bosques de lengas y estepas en sus alrededores. Una experiencia inolvidable.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar
Iberia, Air France y LATAM Airlines son compañías que vuelan desde España a Chile y reservando con tiempo se pueden adquirir billetes a precios razonables. www.iberia.com www.airfrance.es www.latam.com
Comer y beber
Ternera, frutas y verduras frescas, excelentes platos de mariscos y diversos pescados, entre ellos el salmón que se cría en el mar, en un sistema de piscifactorías con jaulas, son algunos de los productos que encontrará en esta región. El curanto es uno de los platos por excelencia, mezcla de mariscos y papas, como también lo es el lechón asado o el congrio cocinado de distintas maneras. De entre los mariscos, las machas se comen crudas o asadas ligeramente con queso parmesano; las gambas o camarones, los erizos de mar, los ostiones, los choritos (mejillones) o los locos (moluscos de carne sabrosa) y el centollo entre otros, forman parte de esta larga lista que el Pacífico ofrece a Chile y a través de sus fábricas conserveras, al resto del mundo.
El pisco sour (mezcla de Pisco, limón, azúcar y hielo picado) es la bebida nacional; también se toma la chicha (zumo de manzana fermentado). Atención a los vinos chilenos que gozan de reconocido prestigio.
Moneda
En Chile la moneda en vigor es el peso chileno. El cambio oficial en estos momentos es 1 €=770 pesos chilenos
Más información https://chile.travel
Texto y fotos: Jordi Bastart y Turismo de Chile